Bolivianeando con Steffen
Aves. En una palmera se pueden ver varios especímenes de Ara chloroptera en Santiago de Chiquitos, en Santa Cruz. Fotos: Steffen Reichle
Un biólogo alemán nacido en Stuttgart y asentado en Bolivia desde 1994 muestra la belleza del país al mundo
Los monumentos en Stuttgart son la mayor atracción de esa región alemana donde hace 52 años nació Steffen Reichle. Y si bien él, por momentos, siente nostalgia por el lugar donde vino al mundo, luego de 26 años en Bolivia, El Clarito, como le llaman sus amigos biólogos, está seguro de que “los paisajes de ensueño y las cataratas divinas” de Santiago de Chiquitos en Santa Cruz son quizás uno de los sitios más bellos de Bolivia, algo que queda evidenciado en su sitio #Bolivianeando con Steffen y Vamos.com.bo.
Biólogo de profesión y apasionado por la fotografía, el stuttgartense quedó hechizado por la magia de Bolivia desde el momento en que pisó el territorio nacional y ahora es uno de los ‘embajadores bolivianos digitales’ más importantes en las redes sociales, donde muestra los parajes más hermosos del país.
La belleza que ha encontrado en el territorio boliviano es inconmensurable. “Es muy difícil reducir un país tan lindo y diverso, sin embargo mencionaría al municipio de Roboré con su Área Protegida del Valle de Tucabaca y la población de Santiago de Chiquitos, con los paisajes de ensueño y las cataratas divinas que existen allí. Además está el Parque Nacional Noel Kempff Mercado, en el límite entre Santa Cruz y Beni, fronterizo con Brasil, por su diversidad de fauna y cataratas también de fama mundial. Claro también están el Salar de Uyuni y la Reserva Eduardo Abaroa, con sus lagunas y flamencos”.
El científico estuvo en todos los pisos ecológicos del país y en 20 de las 22 áreas protegidas nacionales. “Obviamente estuve en todos los departamentos y estoy orgulloso de poder decir que fui a todos los puntos fronterizos de nuestro país”, indica en un perfecto español. Hace unos años, cuando aún aprendía el castellano, insistentemente preguntaba a sus amigos biólogos ¿Más ‘clarito’ ya estoy hablando no ve el español? “Por eso a mi amigo Steffen lo bautizamos como El Clarito”, confía el entomólogo paceño Fernando Guerra.
Destinos favoritos
El alemán conoce el país de punta a punta: ha recorrido Cobija en Pando; Desaguadero en La Paz; Hito Cajones en Potosí; Bermejo y Yacuiba en Tarija; Puerto Quijarro, Arroyo Concepción, el Parque Nacional Noel Kempff Mercado y El Palmar de las Islas en el Parque Nacional Kaa Iya, todos estos últimos en Santa Cruz.
Gracias a su página de Facebook Bolivianeando con Steffen y al sitio Vamos.com.bo, donde cuelga fotografías de los paisajes bellos de su segunda patria, se ha creado un espacio desde el que Reichle se contacta con amigos de todos los confines del mundo, a los que hace recomendaciones. “Eso depende mucho del interés de cada persona; para los que tienen interés de ver paisajes sugiero en general cuatro regiones”.
Si bien es cierto que se requiere tiempo y un buen presupuesto para llegar al Parque Noel Kempff Mercado, “a la gente que quiere ver fauna le sugiero ir a Rurrenabaque (Beni) y visitar el Parque Nacional Madidi y las Pampas de Yacuma. Ahora, para la gente más aventurera, lo ideal es ir al Área Natural de Manejo Integrado San Matías y al Parque Nacional Kaa Iya (ambos en Santa Cruz)”.
Haciendo gala de sus dotes de experto en turismo, Reichle sugiere conocer “la cultura chiquitana con sus iglesias jesuíticas, tal como la cultura viva de abuelos y sus danzas de esta región en Santa Cruz”.

El lente de la cámara fotográfica de Reichle inmortaliza en cada visita la flora y la fauna de Bolivia, que a diferencia de Costa Rica, Surinam y Brasil, donde también estuvo antes de llegar al territorio nacional, son el mayor plus a su juicio.
“Con más de 1.400 especies de aves somos un destino para el turismo del avistamiento de aves (Birdwatching, en inglés), además tenemos lugares donde es posible ver grandes felinos como el jaguar y el puma. Hay de todo en la naturaleza en Bolivia, por ejemplo, la cantidad de cataratas que tenemos y que son accesibles para el turista la pueden convertir en un destino mundialmente reconocido”, suelta seguro.
El ‘Camba Alemán’
Reichle llegó a Bolivia en 1994 a sus 26 años, pero antes de aterrizar en el país, el biólogo experto en anfibios era ayudante de una librería científica en el Museo de Historia Nacional de Stuttgart y en el invierno se desempeñó incluso como maestro de esquí en los Alpes Europeos.
Ese 1994, mientras el país vivía con pasión la participación de la selección en el Mundial de Estados Unidos, Reichle arribó primero a Beni para realizar su tesis de maestría en la Estación Biológica del Beni. Ese mismo año llegó a La Paz, hasta la Colección Boliviana de la Fauna.
El Camba Alemán, como también le conocen otros amigos, ni bien llegó a Bolivia comenzó a retratar a su nuevo país. “En 1995 viajé por primera vez al Salar de Uyuni y empecé a ver el gran contraste de paisajes que tenemos”, infla el pecho.
“¡Uyyy!”, admite cuando se le pregunta sobre Steffen, la persona. “Soy amante y defensor de la naturaleza, entendiendo al ser humano como parte de ella”.
Por su formación alemán-europea confía en que siempre es directo en sus apreciaciones y que da su opinión “sin ningún filtro”. “Pienso que el intercambio de ideas y las discusiones son cruciales para lograr desarrollarse como ser humano. Detesto las ideologías, de donde vengan”, avisa de entrada desde su residencia en Santiago de Chiquitos, dentro del Área Protegida del Valle de Tucabaca.
Allí, junto a su esposa Yuvinka, una boliviana que también es bióloga, y sus cuatro perros, la pareja administra un hotel y un restaurante, pero él además se desempeña como guía de turismo para agencias nacionales e internacionales y, de vez en cuando, todavía realiza consultorías para organismos internacionales que están enfocados en la planificación de la conservación del medio ambiente.
Hombre de mundo, y a pesar de las dificultades de no vivir en un gran centro urbano, Reichle es muy feliz en Santiago de Chiquitos. “En este momento mi lugar favorito es mi propia casa, en ‘La antesala del cielo’, con vista a la maravillosa serranía de Santiago de Chiquitos”.

Sus fotografías han recorrido el mundo, no solo por su belleza sino porque ha tenido la paciencia y el talento para retratar a diferentes especies. Reichle además cumplió su sueño de infancia, el de trabajar en el Museo de Historia Natural de Stuttgar y ahora se siente agradecido todos los días porque la vida le permitió además conocer un país maravilloso que él promociona por Facebook.
“Les invito a que viajen conmigo por la hermosa Bolivia, relajándose en los lugares más hermosos de nuestro país, conociendo sus animales, sus plantas, su cultura y sus ricas comidas”, dice en su página. Y si bien una vez al año retorna a Alemania, su centro de vida es “mi Bolivia ‘elay puej’”, suelta con una sonrisa.